La tecnología es territorio de disputa de diferentes marcos ideológicos donde se definen proyectos y usos sobre los dispositivos e imaginarios de la técnica. Dichas disputas inciden en los parámetros de la organización laboral y la vida cotidiana. E impactan en los vínculos que las personas construyen con los medios. Modela la relación capital- trabajo y los repertorios de prácticas domésticas. Discute la propiedad intelectual del conocimiento y los bienes intangibles. Configura laboratorios culturales donde experimenta y desarrolla software y artefactos, diferenciando la noción de programación secreta del actual código fuente abierto.
El lenguaje hipermediático sostenido sobre la convergencia de tres soportes, la imagen, el texto y el sonido, recaracteriza la noción de destinatario ubicándolo como usuario- activador del mensaje y replantea las exigencias de producción dados los movimientos y transformaciones que el cambio de paradigma tecnológico ha instituido en el sistema de medios. En sus artefactos y dispositivos y sobre todo en sus imaginarios.
Un primer abordaje a las plataformas expandidas nos exige la consideración de los nuevos modos de relacionamiento inter-personales motivados por las matrices de época de la organización del trabajo trasladadas al vínculo de las personas con las interfaces mediáticas. Además de las prácticas de tiempo y forma laboral, acentuadas en la precarización, tercerización y estrés, todo el repertorio de rutinas cotidianas a partir de los dispositivos
domésticos que se constituyen en el uso de los artefactos instalados en la ingeniería familiar.
Referimos a la trilogía entre el teléfono celular, los reproductores de mp3 y las pc domésticas. Estas terminales de captura, reproducción y almacenamiento de contenidos digitales configuran nuevos imaginarios y operaciones de uso ante y con el sistema de medios de comunicación.
La idea de esta sistematización es pensar las condiciones de recepción a través de los nuevos soportes y las cada vez más protagónicas exigencias de producción. Temporalizar las prácticas de uso de los medios en un contexto dinámico basado en las coordenadas de las aplicaciones autodidactas y de los itinerarios irregulares que la alfabetización digital ha desarrollado en las generaciones recientes.
Marcelo Urresti es un sociólogo argentino que
investigó las ciberculturas juveniles. En las conclusiones de su relevamiento pudo identificar cinco características paradigmáticas que se dan en condiciones de recepción a partir de las interfaces digitales. Principalmente el soporte web pero cada vez más el desarrollo de la telefonía celular en la organización de la vida cotidiana.
Esos elementos distintivos de la práctica comunicacional generada a partir de los territorios de la convergencia son las siguientes:
1. El nuevo sistema de objetos.
2. Los géneros confusos de la comunicación (síntesis entre comunicación, publicidad y entretenimiento).
3. La noción de prosumidor.
4. Las transformaciones de la intimidad.
5. Las nuevas y resignificadas formas de hacer comunidad.
Foto | Sincita
Recorrer estas nociones- problema, nos ayudará a enmarcar las ingenierías de estos nuevos mapas de circulación ciudadana. Interpelar las reapropiaciones que las personas hacemos de estos repertorios de técnicas y tecnologías. Los usos, aceptación y rechazo de estas propuestas de actuales identidades mediáticas.
Es difícil pensar el hábitat actual desmarcado de las arquitecturas de artefactos que conversan y controlan funcionalmente las rutinas de la cotidianidad.
La dimensión espacio-temporal del trabajo actualiza constantemente sus coordenadas ya que los dispositivos de conectividad mediática (no sólo los medios de comunicación sino además las interfaces de operación diaria como emitir un pasaje de transporte, realizar una acción bancaria, un trámite público, votar incluso en algunas naciones, etc.) establecen
maniobras y claves de funcionamiento que obligan al cuerpo a alfabetizarse o lo hacen silenciosamente a través de la activación de la curiosidad y de la segunda naturaleza digital de la cual estamos compuestos desde que el mundo nos habla con las máquinas.
Más importante incluso que la identificación de los artefactos es la construcción de los imaginarios que esas arquitecturas digitales modelan como principios de comprensión de la vida. Artefactos e imaginarios acerca del uso del tiempo y de la eficacia de las operaciones diarias.
Los cuerpos son espacios de tránsito de estos imaginarios. En las prácticas corporales aparecen activos los patrones de composición de la realidad según estas normas tecnológicas pero ahí mismo se dan también las reapropiaciones y disputas que hacemos de estos dispositivos.
Las estructuras de composición de contenidos aparecen reubicadas en ciclos de flujos combinatorios donde una investigación periodística asume códigos de ficción, guiños y síntomas publicitarios y términos propios del entretenimiento. Estas impurezas se corresponden con los patrones de navegación on line donde la narración se constituye a partir de viajes irregulares, inestables y poco profundos, atentos a las velocidades y rutinas de la dedicación digital, pero propios de nuevas asociaciones, intrigas y síntesis realizadas a utilidad y gusto de los mismos dialogadores de esos contenidos.
Estar conectado no es necesariamente la principal acción del navegador durante la jornada laboral. Sino cumplir con sus tareas mientras combina esfuerzos de resolución de obligaciones con búsqueda de información, reproducción de archivos sonoros,
visualización de material audiovisual, chequeo de correo, etc.
Incluso las generaciones que se conectan intencionalmente a establecer redes, alimentar el posteo, relevar información o conversar con otros navegantes lo hacen desde prácticas multitasking (acciones de simultaneidad) que aparecen incorporadas a sus matrices de descubrimiento y alfabetización.
Prosumidores se ha denominado a aquellas personas que son capaces dar inicio a la generación de productos, experiencias y contenidos que ellos mismos consumirán.
Es un término económico que refiere a la activación de la recepción, a una práctica colaborativa y tercerizada. A la función de operadores que adquieren aquellos usuarios de contenidos que además de activarlos al llegar a ellos, los transforman y regeneran a partir de la liberación de los códigos fuente
bajo las indicaciones de la cultura libre y el copyleft.
La intimidad aparece aplicada al espacio público. Si en algún momento era la reserva privada, hoy puede pensarse la idea de intimidad como una doble aparición manejada de modo premeditado. Una ausencia real, una figurada.
El MSN o terminales de chateo son expresiones de este doble registro de identidad. Evidencia de doble presentismo que se pone en juego arbitrariamente según la decisión de operación asumida.
La intimidad develada en la red a cambio del reconocimiento simbólico de la participación en comunidad.
Hacer comunidad es uno de los principios de estas cartografías digitales. Hacer común la
constitución de un espacio contenedor, dinámico e inspirador, que pueda funcionar como autor colectivo capaz de socializar repertorios útiles y disponibles. Construir territorios de afinidades, circuitos de tránsito, intercambio de materiales y socialización.
Esta caracterización inicial acerca de las rutinas de los nuevos modos de conversación y uso de los medios nos exige, al diseñar nuevas propuestas, pensar algunos problemas comunicacionales y políticos iniciales.
¿Cómo caracterizar las nuevas audiencias a través de las combinaciones de lo analógico y lo digital, en el marco del cambio de paradigma tecnológico? ¿Cómo trabajar a partir del desigual acceso a la conectividad y la alfabetización? ¿De qué modo narrar la vida cotidiana cuando los códigos de navegación nos obligan a ser creativos, sintéticos y
específicos? ¿Cómo vincular lo local con lo global acentuando identidad pero universalizando las preocupaciones? ¿Bajo qué mecanismos fortalecer las estrategias de diálogo, intercambio y participación?
El desafío inicial será pensar a partir de qué decisiones actualizamos nuestras prácticas de producción, interpelando a estos nuevos comportamientos de las audiencias, promoviendo descubrimientos, sorpresa, agenda y relevancia y a la vez motivando la creación de redes y espacios de construcción colectiva, capaces de horizontalizar las oportunidades y enriquecer los desarrollos e iniciativas de nuestros proyectos y convicciones.
Producir sentido y documentos. Nuevas conversaciones. Territorios de fijación de la felicidad.•
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